Estaba en la escuela y una mañana, la señorita nos cuenta sobre un Concurso. Había que escribir sobre José de San Martín. La idea no me enloquecía porque los próceres me inspiraban miedo, aunque la verdad no sé por qué. Era mirarlos en los cuadros que colgaban de las paredes de la escuela, con esas caras serias, muy duritos y sin ninguna expresión, las maestras estaban con la misma retórica de siempre, diciendo “son personas a las cuales le debemos mucho respeto”, pero a mi me daba la impresión que se iban a salir del cuadro y nos iban a correr por toda la escuela si nos portábamos mal jajaja!!! Pensamientos de niños.
Uno sentía una gran distancia hacia ellos y lo interesante hubiera sido que nos contaran bien sobre sus vidas. Así que me propuse sin muchas ganas escribir sobre este Personaje. Como ya saben, la imaginación no me faltaba, pero lo que sí me faltaba era información sobre él. Por consiguiente no tuve más remedio que recurrir al famoso Billiken y al Libro de Texto que usábamos ese año.
Tener en cuenta algo, no todos teníamos enciclopedias, no existía internet, ni se podía hacer copy y paste. Ya te digo, lo más a mano era el Billiken y alguna biblioteca cercana.
Así que junte algo de información y empecé a escribir. La verdad no tengo ni la menor idea de todo lo que escribí, no lo recuerdo porque han pasado muchísimos años, pero la cuestión es que terminé de redactar y no se la mostré a nadie, ni siquiera a la Maestra, para que la leyera y la corrigiera.
La razón de esta acción no se podrá saber de forma cierta. Lo más probable es que como no quería participar del concurso, trate de terminar el trámite lo más rápido posible. La puse en un sobre y la envié a la dirección del concurso.
Estaba muy satisfecha, había cumplido con todos los que me rompían para participar: mí mamá, papá, la Maestra. ¡¡Misión Cumplida!!!!
Pasaron unas semanas y los participantes de todas las escuelas, que eran varias, teníamos que ir a un lugar a escuchar el veredicto. Como era de esperar, ¿Qué hice? - No fui.
Al día siguiente cuando entro al grado, viene corriendo una compañerita, que era una insufrible, molesta y nadie la toleraba. Era rubia, va rubia…, la teñían con la famosa manzanilla ¿se acuerdan? Se le veían las raíces castañas, pero ella estaba toda creída que era rubia y te refregaba ese pelo espantoso por la cara jajaja!! ¡pobre piba! Me dice:
- Ganaste el Concurso de San Martin-
- ¡Queeeeeeeeeeeeeeeeee! -le dije - ¡no puede ser! -
- ¡Sí es real! y tu premio lo tengo yo en mi casa -
Bueno bueno eso me sonó muy mal. Sonó - ahh!!como ganaste y yo perdí, no te lo doy nada-
La maestra se agarraba la cabeza, porque no había leído mi redacción y aparte no solo tenía errores, sino que ¡horrores de ortografía! Ella había quedado mal. No fue mi intención, yo solo quería sacarme esta tarea lo más rápido posible, y no pensé en nadie. Tal vez ella debería haber estado más atenta a lo que hacían los alumnos.
La cuestión es que gane el concurso y el premio era un Libro el cual me costó esfuerzo recuperar ya que esta maldita compañerita no quería largar mi “Premio”. Era una roba vidas ajenas. Insistí e insistí, cualidad que aún conservo y por la que muchos me detestan jajaja!!!! Finalmente, luego de tanta lucha, el librito vino a mí y Colorín Colorado esta anécdota se ha terminado.
Medusa